Mediados de agosto, después de una tarde playera con su correspondiente polvo playero he decidido, en un ataque de estupidez suprema, cortarme el pelo.
La razón es fácil.
Pero la desconozco.
Supongo que mi compañero de chiringuito-playa-cama, me espetó algo así como:
Pensamiento del día: Los hombres son como el buen vino. Comienzan siendo uvas, y depende de las mujeres quitarles a golpes lo que sobra hasta que quede algo aceptable con lo que acompañar una cena. Dave Barry.